Aunque puede que solamente conozcamos una dolencia del tendón, llamada tendinitis, existen otras afecciones que afectan a ésta y otras zonas del cuerpo, como la que vamos a tratar hoy: la tendinosis. Mucha gente confunde los términos o piensan que significan lo mismo. De hecho, hasta hace algunos años el término tendinitis se utilizaba para cualquier tipo de inflamación o irritación de los tendones.
Sin embargo, es importante diferenciarlas, ya que no son lo mismo y, por lo tanto, su tratamiento también es diferente. En el post de hoy veremos qué es una tendinosis, en qué se diferencia de la tendinitis y cómo se puede tratar.
¿Qué es? ¿Qué estructuras afecta?
La tendinosis es una patología de los tendones, como el propio nombre indica. Es la consecuencia de una alteración estructural del tejido tendinoso. Las estructuras del sistema musculoesquelético están formadas por un conjunto de tejidos blandos cuya función es la de conectar unos elementos con otros. Si estas áreas se alteran, de alguna forma u otra, pueden producirse esguinces, tendinitis, tendinosis, artritis, bursitis… La tendinosis, por tanto, se produce por la degeneración de un tendón.
Las diferencias principales entre la tendinitis y la tendinosis son el tiempo de duración de la lesión y que la tendinosis no viene acompañada de inflamación (por eso el sufijo –itis no es necesario). Para que esta patología aparezca debe existir una lesión previa del tendón. En ésta se tiene que haber producido un proceso inflamatorio y dolor, que no se ha tratado adecuadamente. Tener tendinosis significa que una patología ha perdurado y no se ha aplicado el tratamiento adecuado. El tejido se afecta de tal manera que puede derivar en tendinosis. Se puede decir que la tendinosis es una tendinitis prolongada en el tiempo.
Algunas de las causas de la tendinosis son:
- Traumatismos directos.
- Movimientos con sobrecarga de peso constantes y repetitivos.
- Deportes donde se realizan patrones de movimientos repetitivos.
- No realizar un calentamiento previo a un ejercicio o esfuerzo físico.
- Alteraciones físicas (desviaciones en algún segmento corporal, disfunciones posturales, etc.)
- Realización de un mal gesto (sobre todo en la práctica deportiva).
- Material inadecuado de entrenamiento.
Factores de riesgo adicionales
Además de los movimientos repetitivos y el sobreesfuerzo, hay otros factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la tendinosis. Estos pueden incluir la edad avanzada, el género (algunas tendinosis son más comunes en mujeres que en hombres), el tipo de actividad laboral, el historial de lesiones previas, y ciertas condiciones médicas como la diabetes o el síndrome metabólico.
Síntomas de la tendinosis
La tendinosis también puede llamarse tendinitis crónica o lesión crónica del tendón. Se la llama así porque implica la degeneración de los tejidos que forman el tendón. Este tipo de lesiones no se producen por un golpe, un accidente o una caída. Se trata del desgaste del tendón producido por la repetición constante durante un largo período de tiempo de algún movimiento, que acaba causando microdesgarros en el tejido.
De ahí que, como hemos comentado antes, sea básicamente una tendinitis mal curada. Cuando el tendón ya ha pasado por la fase de inflamación, el tejido está dañado y las fibras no se han regenerado de forma ordenada. Si no se recupera la elasticidad, se acabará produciendo una degeneración que se transformará en tendinosis o tendinitis crónica.
Esta lesión tiene como síntoma principal el dolor y suele ser crónica. Sin embargo, tiene otros signos clínicos similares a otras afectaciones articulares. Debemos prestar siempre mucha atención a los síntomas en nuestro cuerpo, ya que pueden ser indicativos de una afección u otra. Siempre que tengas dudas, acude a un médico. En el caso de la tendinosis, la sintomatología dura más tiempo que la de otra enfermedad y las más comunes son:
Los síntomas más comunes
- Dolor de moderada-elevada intensidad. Puede cambiar con los movimientos articulares.
- La musculatura adyacente está alterada debido a no poder realizar ciertos movimientos.
- Se puede sentir cómo el tendón toca otras estructuras cuando se mueve la zona.
- El tejido conectivo tiene señales de desgaste estructural.
- No suele haber inflamación.
De ahí que sea tan difícil realizar un diagnóstico a tiempo y certero de la tendinosis. Como se puede comprobar, los síntomas son muy similares a los de la tendinitis. Puedes sentir rigidez en la zona del tendón afectado e incluso una sensación de calor. El dolor aumenta cuando activamos el tendón afectado.
Nuestro cuerpo, una vez se ha dado cuenta del problema, intenta solucionarlo produciendo colágeno para restaurar la elasticidad del tejido. El problema radica en que, como no lo hace al ritmo habitual, sino que genera más para intentar resolver el contratiempo, el nuevo colágeno se agrupa de manera irregular. Este hecho debilita el tendón y acaba convirtiéndose en la pescadilla que se muerde la cola, ya que un tendón más débil es más proclive a sufrir lesiones. Cuando la estructura del tendón ha comenzado a regenerarse es más probable que el tendón directamente se rompa.
Tratamiento de la Tendinosis
Antes de explicar cómo poder tratar una tendinosis, nos gustaría comentar que lo mejor que se puede hacer para no padecer tendinosis es prevenirla. Es importante controlar las cargas para evitar exceder el límite del tendón. Si el llevar carga es inevitable, lo mejor es realizar un pequeño masaje o estirar tras haber finalizado con la carga. Estas acciones pueden ser decisivas para evitar una tendinopatía.
Si el paciente en cuestión es deportista, corregir alguna mala técnica que esté realizando, disminuir la carga en algunas actividades físicas o usar un calzado adecuado son excelentes medidas preventivas.
¿Cómo tratarlo exactamente?
Una vez ya sabemos que tenemos algo, lo primero que se tiene que hacer es diferenciar entre tendinitis y tendinosis, para así poder realizar el tratamiento adecuado. Lo normal es tomar algún antiinflamatorio para reducir o aliviar el dolor. Sin embargo, y como hemos comentado antes, la tendinosis no produce una inflamación de las células del tejido.
El tratamiento más adecuado en este caso sería una terapia manual o fisioterapia, mucho tiempo de reposo y evitar un uso excesivo del tendón afectado. Seguramente el profesional que se encarga de tratar la tendinosis te recomendará alguna serie de ejercicios para fortalecer la musculatura y reducir la rigidez. Como lo que se intenta curar es la degeneración del tejido, es normal que la recuperación no sea inmediata. De hecho, suele llevar algunos meses.
Una de las técnicas fisioterapéuticas más utilizadas (y efectivas) en el caso de la tendinosis es la punción seca. En un músculo del hombro existen tres puntos gatillo o nudos miofasciales. Si se desactivan estos puntos, con los conocimientos necesarios, utilizando pequeñas agujas, se produce un alivio inmediato del dolor.
Si la tendinosis tuviera que tratarse quirúrgicamente (en raros casos), es indispensable llevar después una férrea rehabilitación. Ésta ayudará a recuperar la elasticidad en el tendón y el tono muscular.
Tratamientos emergentes
Además de los tratamientos mencionados, como la terapia manual, la fisioterapia y la punción seca, podrías explorar otras modalidades de tratamiento emergentes. Por ejemplo, la terapia por ondas de choque extracorpóreas (ESWT) se está utilizando cada vez más para tratar la tendinosis con resultados prometedores. También se están investigando terapias regenerativas como la terapia con células madre o el plasma rico en plaquetas (PRP) para acelerar la curación de los tendones.
¿Dónde podemos sufrir una Tendinosis?
Este tipo de lesiones aparecen, sobre todo, en el ámbito deportivo. Según el que se practique, la tendinosis aparecerá en un lugar u otro. Las tendinopatías más frecuentes son:
- Tendón de Aquiles. Localizado en el talón. Es habitual en deportistas profesionales y causa inflamación, dolor e hinchazón.
- Tendón rotuliano. En la rodilla, más común en mujeres. La realización de ejercicios evita estas molestias.
- Tendón Supraespinoso. En el hombro, es una zona frágil y la recuperación suele ser lenta.
- Tendón del Epicóndilo lateral (en el codo). Es habitual en la práctica del tenis y en algunas profesiones.
Como la aparición de la tendinosis está asociada al uso excesivo de los tendones y a su posterior degeneración, la prevención es el arma más importante para combatir esta patología. Hay que intentar mantener un buen tono muscular y correctos hábitos posturales. Las personas que practican ciertos deportes, como los de contacto o los que implican saltos o rebote, son los más propensos a desarrollar tendinitis o tendinosis. Siempre recomendamos que se caliente antes de comenzar y se estire de forma adecuada al deporte realizado al finalizar. Es fundamental mantener el cuerpo hidratado, con agua u otros líquidos que aporten las sales minerales necesarias.
Lo mejor, la prevención para la tendinosis
Si la tendinosis no se cura bien, se pueden producir problemas a largo plazo, llegando finalmente a romper el tendón. Por ello, jamás dejaremos de insistir en la importancia de la prevención, sobre todo en nuestros mayores. Más vale prevenir que curar, así que hemos preparado unas recomendaciones para evitar sufrir de tendinosis:
- Realizar actividades físicas, siempre de forma controlada y de una intensidad proporcional al estado físico y de salud de la persona mayor que las realiza.
- Ejercitar de manera rutinaria todos los grupos musculares. Este hábito ayuda a mantener la flexibilidad y fortaleza de huesos y músculos.
- Mantener una buena hidratación. El consumo de agua diario recomendado para una persona anciana es de entre 1,5 y 2L de agua al día. El objetivo es evitar la deshidratación.
- Mantener una dieta equilibrada. Es importante que nuestros mayores tomen todos los nutrientes necesarios que puedan llevar el día a día con la mayor energía y fortaleza posibles.
Además de los ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, es importante destacar la importancia de la rehabilitación a largo plazo y la prevención de recurrencias. Esto puede incluir programas de entrenamiento específicos para mejorar la biomecánica, corregir desequilibrios musculares y mejorar la técnica deportiva.
La educación del paciente sobre el manejo del dolor, la autorregulación de la carga de entrenamiento y la importancia del descanso también son aspectos clave de la rehabilitación y la prevención.
Avances en tecnología médica
Además, en los últimos años han surgido numerosos avances tecnológicos en el campo de la medicina que están ayudando en el diagnóstico y tratamiento de la tendinosis. Algunos ejemplos de ello son la telemedicina para consultas a distancia con especialistas, el desarrollo de dispositivos portátiles para monitorear la actividad física y la carga de trabajo del tendón, e incluso aplicaciones móviles para la gestión del dolor y la rehabilitación en el hogar.
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